“Decidí bucear en lo más profundo de mi ser y aceptar que no estoy en las mejores condiciones. Debo de empezar a curarme las heridas que no se perciben a simple vista, pero que lastiman como navajas afiladas contra la piel. Necesito cuidarme más, ponerme como prioridad y dejar de desgastarme por situaciones que están fuera de mi alcance. Y si bien es cierto que de las penas también se aprende, hay que saber desprenderse a tiempo de ellas para que más tarde no se conviertan en recurrentes insomnios.”